viernes, 10 de abril de 2020

Una mujer al volante

Salgo del supermercado de Álzaga y Merlo, caminando. Llego a Mitre y Álzaga y escucho un fuerte ruido a caja de cambio: una joven treintañera a bordo de un Chevrolet Corsa, intentando ponerlo en marcha. En cada vidrio un cartel de "PRINCIPIANTE", el auto detenido, asomando un 30% sobre la avenida... un segundo después aparece un vecino con una moto a no menos de 80 km por hora, y le grita: "FORRA LA CONCHA DE TU MADRE INÚTIL DE MIERDAA!"; otro por atrás, con un Astra, la pasa acelerando como si los pistones fuesen balas de punta hueca: "PUTAAA, METETE EN LA COCINA Y NO SALGAS MÁAAS" chilla. Al toque aparece un bondi de la 123, rumbo a Palomar; le tira, literalmente, el coche encima... justo antes de llevarla puesta clava los frenos y le escupe un fuerte y prolongado trompetazo, con esas bocinas a aire que te dejan literalmente sordo... miro al chofer: se caga de risa el hijo de remil putas. Me quedo parado mirando a ver qué onda, si necesita ayuda para arrancar el auto, o para evitar que la maten los machos dominantes del machote barrio conurbano. En un instante se hace silencio y desaparecen todos: la chica queda sola en medio de la avenida. Me acerco: está llorando, llorando de impotencia, de violencia, de todo, y aún no puede encender el auto. Le digo: "no te asustes, vivo acá a media cuadra y vengo del supermercado ¿te ayudo?", me mira la bolsa con los tomates y me contesta, lagrimeando "no, no, tengo que encenderlo yo, sino no voy a aprender nunca". "Dale", le digo, "no les des bolas a éstos simios descastados, ya se olvidaron de lo que es la compasión". "Gracias”, me dice, y lo repite como en trance, secándose las lágrimas: “gracias”. Entonces le da de nuevo a la llave y el motor, como por arte de magia, enciende. Arranca despacito, me saluda por el espejito y se va.

No hay comentarios:

Publicar un comentario